MIO CID. Cantar I (www.profesorenlinea.com)
Cantar I: El destierro del Cid
La primera página que falta en el códice del Poema narraba cómo Rodrigo Díaz de Vivar fue enviado por el rey de Castilla, Alfonso VI, a cobrar las parias o tributos anuales que, a cambio de amparar y sostener sus derechos, le pagaban los reyes moros de Córdoba y Sevilla.Almudafar, que reinaba en Granada, "quería mal de muerte" al rey de Sevilla, Al Motámid, y dedicábase, ayudado por ricos omnes cristianos, como el conde García Ordóñez y Fortún Sánchez, yerno del rey de Navarra, a destruirle los poblados y talarle las tierras al sevillano. Era costumbre de la época que, por simple espíritu aventurero o por haber sido desterrado por el rey, caballeros cristianos pasasen a combatir en las huestes moras.
Rodrigo Díaz de Vivar, con una mesnada mixta de cristianos y moros, después de haber enviado, en vano, cartas de ruego a estos nobles para que no persistiesen en su empresa, sale en defensa de Al Motámid y vence, junto al castillo de Cabra, al conde García Ordóñez, a quien mantiene tres días prisionero, le quita gran riqueza y le hace sufrir el ultraje de mesarle las barbas. Esta era una de las mayores y graves ofensas que podía padecer un caballero. La legislación de aquel tiempo, representada en los "Fueros", condenaba al hechor a pagar, en favor de la victima, una crecida suma de dinero por cada "pulgarada" o mechón de barba que hubiere arrancado o que, si no tuviese dinero, sufriera a su vez el ser mesado en las suyas, debiendo, en el caso de ser lampiño, soportar que le cortaran una pulgada de carne en la mejilla. El "Fuero de Brihuega" indica que el afrentado debía recibir alimentos y vestidos del ofensor mientras "que aya el cabello eguado como ante lo avie".
Esta victoria enaltece y consagra a Rodrigo Díaz de Vivar ante los ojos de los moros, que desde aquel entonces le llaman Cid (Sidi significa señor) Campeador, que quiere decir batallador.
Con las parias cobradas, regresó el Cid a la corte de Alfonso VI. El rey, después de manifestar su aprobación a la actitud de Ruy Díaz, dando oído a cortesanos envidiosos o mestureros que acusan al Cid de haber guardado para sí parte de los tributos, lo destierra del reino, dándole un plazo de nueve días para trasponer sus fronteras.
Según el "Fuero Viejo de Castilla", debían los vasallos acompañar al señor desterrado mientras hallare medios de vivir: comunicada por el Campeador a los suyos la voluntad inapelable del rey, todos por boca de Alvar Fáñez, "su primo cormano", aceptan acompañarle por "yermos e por poblados". Con la partida del Cid de su heredad de Vivar hacia Burgos termina la página perdida del manuscrito de Per Abbat, que se suplió por la “Crónica de los Veinte Reyes de Castilla” y comienza el texto del Poema.
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